Que los cuentos de Disney son fantásticos, no se discute... Y con el correr de los años, que el príncipe azul es más irreal que un dinosaurio vivo, a esta altura tampoco se discute... Que en una pareja está el que ama y el que se deja amar, ya lo puedo afirmar como una nueva máxima, y hasta diría, sin excepción... La pregunta es, ¿Nacemos con un rol determinado y estamos destinadas a siempre jugar ese rol? ... ¿o podemos cambiar? ... ¿Nacimos para armar siempre, o para ser amadas siempre? ... ¿o podemos rotar? ...
En mi caso, pude rotar... Pero es verdad que nacemos con una tendencia, muchas veces reforzada por los Cuentos de Princesas, y a pesar de poder decidir cambiar de rol, esa esencia nos tira, nos hace volver a nuestro rol "natural"... Yo nací (o me programaron) para Amar... Cuando mi hermana me develó el gran Secreto de los Roles, yo lo entendí inmediatamente... Comprendí que el que ama es el que más sufre porque es el que más da y el que nunca va a recibir lo equivalente... Es hasta matemático, vio?... Pero aun viendo eso, no podía dejar mi rol de "Amar", aunque sufriera... Por eso de que prefiero amar y sufrir, porque también se siente Más... Mucho más! .... Y si, se siente más todo... Más pasión, más amor, más placer, más dolor, más inseguridad, más miedo. ... Más todo...
Lógicamente, es preferible no sentir tanto pero
estar más estable... Sufrir menos, vivir más. .. Pero claro, cuando
una es joven, fuerte, con la cabeza fresca y pocas cicatrices de la
vida, la elección de Todo Más, es la que más nos atrae...
Y así mis primeros treinta y pico de años, fui
por la vida, "amando".... Sintiendo más, sufriendo,
más, todo más. ... y sobre todo, recibiendo menos... Porque esa es la
contrapartida, no sólo damos más. .. Lo que nos termina lastimando,
es el Todo Menos que recibimos. .. En este punto es donde sentimos la
injusticia. ...
Así que en algún momento, decidimos cambiar, o al
menos probar cambiar de rol… Generalmente pasa después de un golpe muy duro.
... En mi caso, fue después del cáncer... Después de mi "Amor que no
fue amor, prohibido"… En un momento decidí que tenía ganas de
pasarme de vereda… De ver y de sentir lo que se significa “ser amada” y no gastar
tanta energía en “Amar” ... Y asi fue que, después de tanto sufrir, decidí no
sufrir más, y "Dejarme amar" por primera vez en mi vida! ....
Uauhhhhhh que se siente la diferencia! .... Cuanta paz, cuanta tranquilidad!
.... Y que diferente se ven las cosas!
En ese momento, cambié de rol, y me dejé conquistar… Bajé las armas y no fui yo la que conquistó a su hombre, sino que deje que me conquistaran por primera vez… Y elegí la paz, la seguridad y la verdad, que después de haber navegado en mares tan revueltos, con tormentas tan violentas, empezar a navegar por un mar tranquilo, me hizo muy bien… Y descubrí que efectivamente es mucho más fácil dejarse amar… Se pierde menos energía… Obviamente, no sentís esa pasión desenfrenada que te da el hecho de “Amar” , de dar, de conquistar… Pero se siente tan bien navegar en línea recta, sabiendo lo que va a pasar mañana... Estando tranquila de que te a llamar, de que está ahí, y de que va a continuar estando ahí… Y en ese momento, es donde pude avanzar en mi vida… Tomé la decisión de subirme a ese barco que me trajo a Francia y que me dio también una familia… Un marido y un hijo…
Tampoco se vayan a creer que es todo aburrido!... En
mi caso, cambie la adrenalina que me producía mi rol de “Amar” por la
adrenalina que me produce el estar dividida entre dos países, dos culturas, dos
mundos…. Cambie el sufrir por ese “recibir menos”, a sufrir por los que
extrañaba del otro lado, porque en definitiva, hay algo en mi esencia que no
podía cambiar… Esa necesidad de tener que vivir caminando sobre la línea que
divide dos cosas opuestas…
Igualmente, viví 8 años de tranquilidad amorosa… Mi
corazón, descansó de sufrimiento de hombres… y eso me hizo muy bien... Me
fortaleció, me ayudó a crear una historia especial, a traer a un hijo
maravilloso a este mundo, que no solo me dio vida a mí, sino a toda mi familia…
Pero claro, la esencia tira, y una vez que nos reponemos, empezamos a extrañar
lo que una vez decidimos soltar…
Y así fue como la mujer apasionada, empezó a sentir la necesidad de volver a cambiar de rol… De volver a sentir esa pasión, ese fuego que solo siento cuando estoy en el rol de “Amar”… Y obviamente, nada te cae desde el cielo… Quien quiere celeste que le cueste!… Y todo en la vida, se busca, se pelea… Nada es regalado, así que yo también me puse a buscar… Busqué en un sitio de internet para personas casadas, sin estar segura adonde me dirigía… Un poco como juego, un poco auto-engañándome, diciéndome y diciendo que quería solo encontrar a alguien para compartir vivencias, para reencontrar mi cultura, mis códigos (ya estaba bastante cansada de tanta diplomacia francesa)… Y así fue como apareció mi Marino, mi Bonk (todavía no conté esa historia, ya lo haré)… Y no solo me desperté del letargo en el que estaba, sino que volví a descubrir un nuevo rol, algo que nunca me había pasado antes…
Si bien el concepto sigue siendo el mismo, la
intensidad aumentó y lo roles se acercaron… Y ahora la diferencia no está en el
amar o ser amado, sino en el “mas”… Yo “amo” pero también él me ama, aunque yo
amo “mas”… Yo me “dejo amar” pero él también
se deja amar, aunque él se deja amar “mas”… Y descubrí una forma de amor
diferente, mucho más intenso que todo lo que había vivido hasta entonces… Y en
todo sentido… En lo físico, en lo psíquico, en los sentimental… La gran
sorpresa de mi vida!… Después, podemos analizar si esa intensidad es producto
de la clandestinidad, de la imposibilidad de estar juntos de la forma que querríamos
y con la frecuencia que querríamos… Pero lo real es que después de haber navegado
por tantos mares tormentosos y calmos, termino subiéndome a un barco diferente,
que me vuelve a llenar de vida y de pasión, mucho más equilibrado que todo lo
anterior… Pero claro, con sufrimiento extremo también… El no ser libres… El
vivir separados, el solo poder estar juntos físicamente tres meses al año y de
a ratos... Todo eso duele… Pero el haber encontrado un lazo tan fuerte que hace que
estemos juntos todos los días, a pesar de estar separados por 14000 km,
compensa… Y esto, tampoco me lo contaron
en los Cuentos de Hadas…
Si bien no hay una fórmula para el amor, la de mi hermana sigue siendo la que más se acerca a la realidad habitual… La que mejor funciona… Podemos encontrar otras variantes, como ésta última que encontré… Pero ya sea con una distribución de roles (el que ama y el que se deja amar), o con una diferenciación en la cantidad (uno de los dos siempre es “mas”), la realidad, es que nunca amamos de la misma forma… Lo bueno es que siempre podemos descubrir una nueva variante, no importa la edad que tengamos...
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